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domingo, 14 de septiembre de 2025

La Spania Bizantina: El Último Sueño de Roma en Hispania

 

El Intento Bizantino de Reconquistar Hispania (552–624): Entre la Roma de Oriente y el Reino Visigodo

Introducción

La llamada “reconquista bizantina” de Hispania, emprendida por el Imperio romano de Oriente bajo el emperador Justinian o I (527–565), constituye uno de los episodios más singulares de la Antigüedad tardía en la Península Ibérica. En un tiempo en el que los visigodos trataban de consolidar su hegemonía, el Mediterráneo occidental fue escenario de la ambiciosa política imperial bizantina conocida como la Renovatio Imperii, cuyo objetivo era restaurar la unidad territorial del Imperio romano.

La presencia bizantina en Hispania (552–624) no fue simplemente militar, sino también política, religiosa y cultural, generando un choque de legitimidades entre Constantinopla y Toledo. Este ensayo explora las causas, el desarrollo y el final de esa presencia oriental en la península.


I. Contexto: la política de Justiniano y la Renovatio Imperii

El emperador Justiniano impulsó un ambicioso programa de reconquista territorial. Tras recuperar África del norte (533–534) de los vándalos y conquistar gran parte de Italia (535–553) arrebatándola a los ostrogodos, su mirada se dirigió hacia Hispania.

La motivación era triple:

  1. Geoestratégica: control del Mediterráneo occidental, asegurando las rutas entre África, Italia y Constantinopla.

  2. Política: debilitar al reino visigodo, considerado bárbaro e ilegítimo.

  3. Religiosa: expandir la ortodoxia calcedoniana frente a los visigodos arrianos.

La península, en el siglo VI, se hallaba dividida:

  • Los visigodos buscaban imponerse desde Toledo.

  • Los suevos aún subsistían en Galicia.

  • Las ciudades mediterráneas mantenían vínculos comerciales con Bizancio.

Este mosaico facilitó la intervención bizantina.


II. El desembarco bizantino en Hispania (552)

La entrada bizantina se produjo en torno al 552, con un desembarco en el sureste peninsular. Según fuentes como Juan de Biclaro e Isidoro de Sevilla, Bizancio recibió el apoyo de facciones hispanorromanas descontentas con el poder visigodo, especialmente en la Bética y la Carthaginensis.

Se ha debatido si existió un acuerdo previo entre el emperador Justiniano y el rebelde visigodo Athanagild, que se enfrentaba al rey Agila I (549–554). Lo cierto es que los bizantinos, con el beneplácito de Athanagild, lograron establecerse en plazas estratégicas.


III. La Provincia de Spania

Las conquistas dieron lugar a la creación de una nueva provincia imperial: la Spania, bajo administración bizantina directa. Su extensión era reducida pero estratégica:

  • Málaga y la costa bética.

  • Cartagena (Carthago Spartaria), convertida en capital de la provincia.

  • Ciudades de la costa levantina y sur: Asidonia (Medina Sidonia), Acci (Guadix), Illici (Elche), Begastri (Cehegín).

La Spania bizantina no fue un territorio continuo, sino una franja costera. Su control marítimo les otorgaba gran poder, aunque el interior permanecía bajo dominio visigodo.


IV. Rivalidad con los visigodos

Durante setenta años, Bizancio y el reino visigodo mantuvieron un equilibrio inestable.

  • Los visigodos consideraban la presencia bizantina una usurpación de su soberanía peninsular.

  • Los bizantinos se proclamaban restauradores del Imperio legítimo.

Los choques militares fueron frecuentes:

  • Bajo Leovigildo (568–586), los visigodos recuperaron plazas en la Bética y hostigaron sin descanso las posiciones bizantinas.

  • Sin embargo, los bizantinos mantuvieron Cartagena y Málaga como bastiones.

El conflicto se insertaba en un juego de poder mediterráneo: mientras Constantinopla se enfrentaba a persas sasánidas y ávaros, Hispania era un frente secundario pero simbólicamente crucial.


V. Aspectos políticos y religiosos

La presencia bizantina también fue una herramienta religiosa. Al imponer la ortodoxia calcedoniana, Bizancio ofrecía refugio a comunidades católicas frente al arrianismo visigodo. Esto permitió que algunos sectores hispanorromanos prefiriesen la autoridad bizantina.

No obstante, con la conversión de los visigodos al catolicismo bajo Recaredo I en el III Concilio de Toledo (589), el argumento religioso perdió fuerza. Desde entonces, la lucha contra los bizantinos se transformó en una guerra de legitimidad política.


VI. La ofensiva final visigoda

El golpe definitivo contra la Spania bizantina lo dieron los reyes visigodos a comienzos del siglo VII:

  • Sisebuto (612–621): lanzó una ofensiva decisiva contra las plazas bizantinas, conquistando Cartagena y avanzando hacia el Levante. Su política combinó poder militar y una ideología católica militante que minaba la legitimidad bizantina.

  • Suintila (621–631): completó la conquista en torno al 624, eliminando la última guarnición bizantina y proclamándose “primer monarca que gobernó toda Hispania”.

Así terminó la presencia bizantina en la península, tras setenta años de resistencia.


VII. Legado y significación histórica

Aunque breve, la experiencia bizantina en Hispania dejó una profunda huella:

  1. Geopolítica: reforzó la proyección mediterránea de Bizancio, aunque a costa de sobreextenderse frente a persas y eslavos.

  2. Visigodos: estimuló la centralización del reino y la figura de Toledo como capital unificadora.

  3. Religión: aceleró el proceso de conversión visigoda al catolicismo.

  4. Cultura material: restos arqueológicos en Cartagena, Málaga o Cehegín muestran influencias arquitectónicas y monetarias bizantinas.

  5. Memoria histórica: el recuerdo de la Spania bizantina anticipa la idea de Hispania como unidad política y preludia la tensión entre poderes externos y la identidad peninsular.


Conclusión

El intento bizantino de reconquistar Hispania fue un capítulo de la Renovatio Imperii justinianea que, aunque fracasó militarmente, transformó el equilibrio peninsular. Durante setenta años, la Spania bizantina fue un recordatorio de que el Imperio romano aún aspiraba a recuperar Occidente.

Su derrota final frente a los visigodos no solo significó el fin de la presencia romana en Hispania, sino que consolidó al reino visigodo como heredero político y religioso de toda la península. En ese sentido, la lucha bizantino-visigoda fue un episodio decisivo en el tránsito de la Antigüedad tardía a la Edad Media hispánica.


Fuentes y Bibliografía

  • Isidoro de Sevilla. Historia de regibus Gothorum, Vandalorum et Suevorum.

  • Juan de Biclaro. Crónica.

  • Procopio de Cesarea. De Bello Gothico.

  • Collins, Roger. Visigothic Spain, 409–711. Blackwell, 2004.

  • García Moreno, Luis A. Historia de España visigoda. Cátedra, 2006.

  • Heather, Peter. The Restoration of the Roman Empire under Justinian. OUP, 2012.

  • Thompson, E. A. The Goths in Spain. Oxford University Press, 1969.

  • Arias, Guillermo. Bizancio y la Spania Bizantina. Editorial Sílex, 2017.